GRAN CASAL


Empezar hablando de una forma correcta de Gran Casal es decir amoroso, brillante, único e irrepetible. Podemos nombrar más adjetivos, incluso intenso, infatigable y bondadoso, pero.. continuemos por otro lado.

Fabio, igual que ya me presentara a Costus, una tarde me mostró a Gran Casal, y ahí fue el flechazo, a partir de ese día, cada vez que nos encontrábamos acudíamos el uno al lado del otro con una única obsesión: reirnos con todo y con todos. Reímos mucho, fascinados y enredados en una especie de juego de pin-pon, mandando y devolviendo bromas, frases agudas que crecían y revoloteaban a nuestro alrededor.

Por aquella época empezaba a moverse algo en Madrid, y en El Carolina actuaban "Las Chinas", "Alaska y los Pegamoides" y muchos otros, que de una forma cándida y agresiva continuaban con pasión rasgando las canciones.

Tino pronto sacaría "Champú de huevo", y el éxito le rodeó como a él le gustaba; ser querido y admirado, repartiendo sonrisas y frases geniales, y aprovechar cualquier momento para ponerse un supermodelón. Luego, con Costus, nuestra amistad se fortaleció y ya fuimos una especie de familia, cada uno en su estilo, bien diferenciados por cierto, pero la risa, creo, nos unió hasta el final. Tino paría fantasía, música y colores con la facilidad de quien respira. Las horas pasaban lentamente cuando se trataba de adornarse para salir a la noche, pruebas y más opciones de todo tipo de vestimentas, colores, complementos, peinados, era un gran momento creativo, no se podía tener prisa, él jamás se agitaba por el tiempo, nunca llegaba a la hora a ningún sitio, tarde a los conciertos, tarde a las citas, tarde a las cenas, era irremediablemente impuntual. Todo lo arreglaba con esa amplia sonrisa, con ese mirarte y preocuparse de todo lo que te podía acontecer. Todo se arreglaba con él cuando te contaba las aventuras de la última semana, coloreando todo, bordando lo acontecido.


PAGINA ANTERIOR // PAGINA SIGUIENTE
INDICE // PAGINA PRINCIPAL