La estancia a la que antes aludíamos de Tino Casal en Londres es determinante en el desarrollo de su carrera; encontramos, sin embargo, en la imagen que nos muestra, tanto en su etapa en Los Archiduques como en sus primeros singles en solitario, algunos de los elementos característicos de su universo visual. Así, aparecen, desde finales de los setenta, los brillos y las lentejuelas que le acompañarán siempre, elementos matizados por entonces por a influencia de cierta estética hippy. Escoge, en cualquier caso, para su primer disco pequeño en solitario una grafía similar a la de la película de Bob Fosse Cabaret, lo que demuestra su continuo y reconocido interés hacia el mundo de Hollywood, en un hombre que se confiesa en una canción obsesionado por Beverly Hills. Poses a lo Elvis, cuero y tachuelas completan a imagen de la época, un tanto ingenua y más cerca de Tudela Veguin que de Londres.