LA ESCULTURA


Desgraciadamente Tino Casal sintió una vocación tardía por la escultura, pues las 8 piezas que constituyen el total de su producción escultórica fueronrealizadas en 1991, año de su fallecimiento, de no ser así. creernos que esta faceta quizá hubiera superado en calidad e interés a la labor pictórica.

La escultura de Casal no puede concretarse en una categoría estilística determinada. porque son escasos los ejemplos que tenemos y no contamos con una producción anterior que nos revele una evolución lógica. Con ello no pretendemos afirmar que dicha escultura responda a un impulso casual en su actividad artística. Sino que, igual que ocurre con la pintura, sirve de pretexto para animar un mundo personal ciertamente sutil, irónico y atormentado.

Ahora bien, entendernos que el arte de finales del siglo XX en España se mueve en un confusionismo estructural que no sabemos hacia donde se dirige (pues aún nadie ha sido capaz de descifrar y codificar sus claves) y, ademas, no existen agrupaciones, idearios o formas de pensamiento lo suficientemente consistentes o convincentes que permitan establecer un corpus teórico unitario que lo defina, si exceptuamos, claro está, la tendencia de algunas figuras aisladas que han sido objeto de interés por parte de una crítica de arte cualificada.

La escultura de Tino Casal sintetiza esa ambigüedad y responde claramente a una actitud individual donde se combinan una serie de elementos considerados tradicionalmente incompatibles con materiales antitéticos. El propio Casal igual que había hecho con la pintura que denomina "neosicodélica", define su escultura como "neobarroca", sin que ello suponga aceptar el término como idea de repetición, recurrencia o reciclaje de un período específico del pasado, sino más bien como actitud general y cualidad formal de los objetos que lo expresan.

De esta manera, la escultura de Casal debe entenderse como "arqueología de lo moderno" donde confluyen tendencias y tentaciones gobernadas por una temporalidad fracturada. Casal juega con los objetos hallados, transformándolas en interpretaciones místicas de la vida como búsqueda solitaria de si mismo.

Sus figuras simbolizan una amplia gama de emociones variadas pero, ante todo, se adentran en las fuentes de la conciencia y revelan una personalidad compleja. Si analizamos algunas de estas obras podemos observar la complejidad simbólica de la que están dotadas, además de cierto carácter espiritual que nos revela un contenido angustioso.


Amparo FERNÁNDEZ LÓPEZ


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