En 1981 Tino Casal lanza al por entonces efervescente e incipiente mercado del pop español su disco Neocasal sorprendiéndonos a todos, no sólo por sus pegadizas melodías, sino por la estudiada y muy elaborada imagen que envolvía al producto. Este cuidado por el aspecto visual va a acompañar desde entonces toda la desgraciadamente corta carrera de nuestro artista. Esto no debe de extrañar a poco que nos adentremos en el tremebundo universo visual de Casal, que se nos muestra no sólo en su más conocida producción musical sino también en su pintura, escultura, diseños de ropa o en la decoración de su propia casa, auténtico templo del artista, donde aparecía rodeado de los objetos y fetiches que luego podíamos reconocer en las portadas de sus discos. Son relativamente pocas las fotografías que se conservan de su residencia, lo cual no deja de ser una pequeña desgracia teniendo en cuenta los comentarios, llenos de sorpresa y admiración de todos los afortunados visitantes de "Chez Casal".